PRIMEROS AUXILIOS EMOCIONALES
LOS PRIMEROS AUXILIOS EMOCIONALES.
Guy Winch es un terapeuta muy conocido que sale mucho en las redes sociales y está especializado en lo que él denomina Expone las claves para activar lo que él denomina primeros auxilios emocionales: Aquí os resumo lo que él considera las claves para activar esta intervención de emergencia en nuestra emoción cuando se encuentra dañada por algo.
• Combatir la soledad. “La soledad crea una herida psicológica profunda, hace que percibamos las cosas como en realidad no son y altera nuestra forma de pensar. Cuando la sufrimos, tenemos la sensación de que los que nos rodean se preocupan menos de lo que realmente lo hacen. La solución: buscar y pedir ayuda. Nos da miedo mostrar nuestras debilidades, pero lo cierto es que si no actuamos, nada cambiará.
• Superar el fracaso. Cuando nos convencemos de algo es muy difícil que cambiemos de opinión. Eso es especialmente peligroso cuando hablamos del fracaso, pues si nos convencemos de que somos incapaces de hacer algo, al final nos lo acabaremos creyendo. La solución: “Es natural sentirse derrotado y desmoralizado después de fracasar. Pero no puedes convencerte de que no puedes triunfar. Tienes que luchar contra los sentimientos de impotencia. Tienes que tomar el control de la situación y romper ese ciclo negativo”, explica Winch.
• Fortalecer la autoestima. Cuando la autoestima es baja, las heridas emocionales duelen más, sobre todo en situaciones de rechazo y soledad. Además, cuando sufrimos alguna de estas situaciones casi todos actuamos de la misma manera: nos machacamos pensando en nuestros defectos. La solución: “cuando se es rechazado, lo primero que se debe hacer es revivir la autoestima, Cuando tengas dolor emocional, trátate con la misma compasión que esperarías de un verdadero amigo.
• Luchar contra el pensamiento negativo. Uno de los hábitos más perjudiciales para el ser humano es el de rumiar. Esa mala costumbre que tenemos de imaginarnos constantemente en nuestra mente durante días e incluso semanas situaciones que nos preocupan o nos han dañado. La solución: varios estudios confirman que dos minutos de distracción son suficientes para romper el impulso de rumiar. Es decir, aunque sólo sea por un instante, concentra toda tu atención en otro tema y olvídate por unos minutos de aquello que te preocupa. Poco a poco verás que ese hábito va desapareciendo.
Informacion compartida del Blog Libres Viajeros de Jesús de Ecija y su sugerencia de los mejores blogs "Vivir en Flow", de Josep Escaich. Espero que os gusten estos blogs tan interesantes.
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