EL SER HUMANO NO DEJA DE SORPRENDERME

No quiero dejar de sorprenderme por el ser humano y su potencial para transformarse y generarse desde el dolor. Pero al tratarse de un dolor compartido, es como si la intensidad, también compartida pudiera verse con colores brillantes y diversos. 


No puedo dejar de emocionarme al sentir en la propia piel, el escalofrio intenso de un encuentro mágico entre personas que sin saber por qué, coinciden en un espacio y en un tiempo inesperado. Pero era en ese tiempo, en ese lugar...donde tenían que estar. Porque su destino era precisamente encontrarse, para conocerse, reconocerse, nombrarse y hacerse un cuerpo, sin dejar de ser cada una.

No puedo ser más clara, porque la emoción a la que no puedo dar nombre, (a pesar de lo que os digo continuamente en los talleres), fue tan intensa, tan dulce, tan presente...que no la conozco. Nunca hasta ahora la habia sentido. No se quién es, y para qué viene a mi corazón ni a mi pensamiento. Y sobre todo, no sé cuanto tiempo se quedará conmigo o mucho menos, no sé que quiere de mi. Simplemente, me deje llevar por ella y me dejo emocionar aún ahora. Algunos días después. 

La capacidad que tiene el ser humano de sanarse a sí mismo, tras reconocer-se en el dolor de la otra persona, es inmensa. Una vez conseguida esta sanación del alma y del cuerpo, agradecemos, ansiamos y buscamos el encuentro. Lo guardamos en nuestro corazón como algo muy preciado. Y hasta hacemos grupo de "wassap" para que nunca dejemos de estar conectadas. Que nunca, ninguna se olvide de que estamos ahí, para cuando nos necesitemos.

Gracias mujeres poderosas de color violeta. Gracias por enseñarme tanto. Gracias por permitirme aprender, vivir, sanarme y crecer junto a vosotras.

Comentarios

Entradas populares