LAS CRISIS DE TÚNEL Y LAS CRISIS DE POZO
Me decía mi compañera del alma hace unos días mientras volvíamos en coche...
Habrá factores en nuestras vidas que no podamos controlar. Son esos factores de estrés de los que os hablo muchas veces, tanto en las sesiones individuales como en los grupos o talleres que compartís conmigo. Pero también existen esas variables de control. Esas que dependen al 100% sólo de nosotros. Esas son las que tienen que ver con nuestra salida del túnel. Somos nosotros quiénes conducimos el vehículo. Somos nosotros quiénes nos dirigimos hacia la salida, tomando conciencia, eso sí, de que hemos entrado en un túnel, pero que siempre y en todas las ocasiones, tiene una salida al otro lado de la montaña.
"De las crisis de túnel puedes salir solo; pero para las crisis de pozo, necesitas de alguien que desde arriba, tire de ti"...
Cuando transitas en coche cientos de kilómetros en compañía de personas inteligentes y con profundo aprendizaje de vida, es maravilloso poder reflexionar sobre estas cosas que desde la vida diaria, (un túnel cualquiera de las carreteras andaluzas), nos permite acceder a la sabiduría más profunda de la identidad humana.
Es cierto que cuando viajamos por cualquiera de las serranías españolas, nos encontramos con los avisos de túneles a pocos metros de su comienzo y es entonces cuándo atendemos a las señales de encendido de luces largas, a los indicadores de velocidad, y en alguno de los casos, a la extensión de kilómetros que inevitablemente deberemos atravesar. En casi ningún caso, podemos cambiar el sentido de la marcha en plena autopista. Y si se hiciera en contra de las señales establecidas, sería una auténtica barbaridad circulatoria. A parte de la supermulta que recibirías en breve en tu domicilio. Porque eso sí. Junto a los túneles y cerca de ellos, siempre hay cámaras de vigilancia que sí funcionan.
Por tanto, en los túneles, como en la vida misma, no hay vuelta atrás. Sólo hacia adelante.
En todos los casos, y aunque como es mi caso, los túneles no son algo que me gusten especialmente, sí reconozco que en ellos, tienes la completa seguridad de que en algún momento del recorrido, y siempre que vayas avanzando, encontrarás la salida. En algún momento, quizás después de una leve curva, puedes divisar a lo lejos, la salida al exterior.
Siempre solemos reírnos con la famosa frase "Carol Anne, ven hacia la luz... ", de la película Poltergeist.
En efecto, te motiva el avance hacia ese arco soleado cada vez más grande y acogedor. Una vez en la salida te apresuras a re-colocarte, como es mi caso, las gafas de sol también graduadas, para que no te deslumbres desde la oscuridad a la luz. Es decir, necesitas igualmente tu breve periodo de adaptación a la luz. Una vez agudizada la vista, ahora ya sí, continuas la marcha, posiblemente, hasta aumentas la velocidad porque ya tienes visibilidad a tope y mayor seguridad y subes algunos puntos el volumen del nuevo disco de Elton John que habías bajado al entrar en el túnel, quizás para agudizar mejor la atención...
Por tanto, sí. Podemos salir del túnel, aunque sea estrecho, oscuro, con curvas y larguísimo. Y podemos salir desde nuestro proceso consciente, voluntario y exclusivamente personal. Es una acción que nos da la responsabilidad absoluta de nuestra vida y de lo que queremos hacer con ella.
Porque, desde el pozo, necesitamos ayuda de otros...pero y ¿si en ese momento no hay nadie cerca del pozo que nos escuche? ¿Y si no pasa nadie por allí? ¿Estaremos conducidos irremediablemente a nuestra destrucción porque hemos dejado nuestra vida en manos de otras personas? ¿Por qué no darle a cada cual la responsabilidad que tienen? ¿Por qué no asumir de una vez las nuestras?
Porque, desde el pozo, necesitamos ayuda de otros...pero y ¿si en ese momento no hay nadie cerca del pozo que nos escuche? ¿Y si no pasa nadie por allí? ¿Estaremos conducidos irremediablemente a nuestra destrucción porque hemos dejado nuestra vida en manos de otras personas? ¿Por qué no darle a cada cual la responsabilidad que tienen? ¿Por qué no asumir de una vez las nuestras?
Habrá factores en nuestras vidas que no podamos controlar. Son esos factores de estrés de los que os hablo muchas veces, tanto en las sesiones individuales como en los grupos o talleres que compartís conmigo. Pero también existen esas variables de control. Esas que dependen al 100% sólo de nosotros. Esas son las que tienen que ver con nuestra salida del túnel. Somos nosotros quiénes conducimos el vehículo. Somos nosotros quiénes nos dirigimos hacia la salida, tomando conciencia, eso sí, de que hemos entrado en un túnel, pero que siempre y en todas las ocasiones, tiene una salida al otro lado de la montaña.
Cualquiera de estos símiles de la vida diaria, nos resulta muy útil a psicólogos/as y terapeutas que nos movemos en los terrenos pantanosos de la ayuda emocional. En esos momentos de especial dificultad, de oscuridad, de duda, de enorme complejidad en la toma de cualquier decisión, visualicemos este túnel en nuestra historia de vida. Ese túnel que nos conduce hasta la salida.
...Hacia alguna salida al menos. Nos existen túneles sin salida.
...Hacia alguna salida al menos. Nos existen túneles sin salida.
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