QUERERSE ES HERMOSO Y SANADOR
Es un regalo disponer de unos días como éstos para poder hacer lo que más me gusta: escribir y compartir. Reconozco que lo llevo en la sangre y que cualquier momento me es grato para hacerlo. Si además puedo compartir algún mensaje útil para alguien mejor aún.
En mis ratos de meditación breve diaria, o bien por la mañana al amanecer o bien antes de irme a dormir, me gusta leer alguna pagina de algunos de los múltiples guías y maestros/as alternativos/as que tengo cerca y que llegan a mis manos sin saber muy bien cuándo o cómo.
En esta ocasión y mientras las entrañas me vayan guiando en mi necesidad espiritual, me dejo conducir por Amy Sophia Marashinsky y su "Oráculo de la Diosa". A través de las ilustraciones de su colega Hrana Janto, te permite hacer una paseo trascendente por las divinidades femeninas de la Humanidad acogiendo sus potenciales de energía para renovarte por dentro en el momento que puedas necesitarlas. Es una senda de meditación como otra cualquiera, pero que aplico en mi misma, y hoy comparto. No es ni la mejor, ni la peor, simplemente es la mía.
Hoy mientras buscaba ese mensaje a aplicar a mi jornada de hoy, salía a mi encuentro AFRODITA, la diosa del amor. Y me permitía estas reflexiones:
¿Te has pasado el día sin pensar ni decirte lo mucho que te quieres?
¿Acaso te tratas pocas veces con amor?
¿O te tratas de forma mezquina, manteniéndote a dieta con raciones de hambre?
¿Atiendes a tus necesidades de un modo amoroso y respetuoso, o te criticas por resistirte al plan que tienes programado, por lamentarte del trabajo que detestas, por quejarte de esa relación que a duras penas soportas?
Ha llegado el momento de amarte a ti misma, - dice Marashinsky-. Afrodita te recuerda precisamente que para poder amar a los demás, en primer lugar has de ser capaz de amarte a ti misma.
Amar a los demás significa ser capaz de permitirles ser exactamente como son. Significa dar fe de ti misma y de los seres que amas con amor, con alegría, con capacidad de disfrute.
La cantidad de espacio que concedemos al otro está en función de la cantidad de espacio que nos concedemos a nosotras mismas.
La totalidad se alcanza cuando podemos sustentar un espacio y una paciencia infinita con nosotras mismas a continuación, y cuando ante todo lo extendemos a los demás.
Este mensaje de aprender a colocar límites, como forma de crecimiento personal, me lo habéis escuchado muchas de vosotras. Pero ahora, re-utilizo el mensaje en boca de expertas en desarrollo personal. Otras palabras, pero un mismo mensaje. Dejémonos llevar por ellas y tratemos sólo por hoy de ponerlo en práctica en nuestra vida diaria.
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