MALTRATO PSICOLÓGICO EN PAREJAS DE LESBIANAS. Una cuestión de invisibilidad.

¿Es esta una realidad posible?

Desgraciadamente si, aunque aún quede más invisibilizada que otras situaciones de violencia por muchas razones. 
La primera de ellas, porque ya es lo suficientemente complicado todavía en este siglo en que vivimos, reconocer en según qué entornos, nuestra identidad homosexual. Si a eso le añadimos la etiqueta de "victima de violencia", ¿para qué vamos a seguir? Se nos encasilla en la categoría de persona compleja, con "problemas de nervios", casi loca, seguramente alcohólica, violenta, ...marimacho...etc. Completar aquí la larga lista de imperativos que se utilizan es bastante amplia...
Pero este no es el asunto. 

El quid de la cuestión es que SI. EXISTEN PAREJAS DE MUJERES, parejas de personas adultas , que en algún momento de sus vidas, decidieron de forma libre y voluntaria, hacer un proyecto de vida en común, y que en algún instante, alguna de las dos comenzó a mostrar su verdadera identidad. 

El circulo de la violencia se reproduce en perfecta escala a lo que sucede entre  parejas formadas por hombres y mujeres, y sin embargo, aún no están cubiertas por dispositivos oficiales. Ni siquiera en la legislación. Pues estos casos se contemplan como violencia entre personas adultas, y los protocolos a seguir son diferentes a los seguidos por una mujer victima de violencia machista. 

De la misma forma que en el caso anterior, nos encontramos con conductas manifiestas, conscientes e intencionadas de sumisión de una parte hacia la otra, de descalificación, de poder mal ejercido, de desvalorización, de ridiculización, de desestabilización emocional, de violencia verbal, gritos, destrucción de objetos personales, desprestigio de sus amistades, aislamiento...


¿Por qué es tan difícil concebir esta realidad como existente? 

Porque tenemos en nuestro inconsciente colectivo mucho mitos que requieren ser "deconstruidos".

Mito 1: las mujeres no somos violentas

Mito 2: Una mujer no puede causar daño significativo

Mito 3: Sólo las lesbianas masculinas son violentas

Mito 4: Las lesbianas sabemos amar de verdad

Mito 5: La violencia doméstica solo existe entre parejas heterosexuales

Mito 6: La violencia doméstica (si se da el caso entre lesbianas) sucede entre mujeres de nivel de educación bajo.

Mito 7: El abuso/maltrato, que puede ocurrir siempre es mutuo.

Mito 8: La mujer que abusa / maltrata a su pareja, es una mujer físicamente fuerte.

Mito 9: El abuso / maltrato para que haga daño tiene que ser físico.

Mito 10: La violencia doméstica en parejas del mismo sexo, es un comportamietno sexual adulto sadomasoquista. A la victima le gusta y consiente esta conducta.

Mito 11: Las victimas exageran el nivel de abuso/maltrato. si fuera tan malo como dicen, dejarían la relación.


Por otra parte nos encontramos con otras dificultades sociales, políticas añadidas: 

Las parejas de lesbianas no son identificadas esencialmente como unidad familiar, aunque de forma civil puedan acceder a sistemas o estructuras legalmente constituidas y les avalen documentos o libros de familia. Una cosa es la documentación oficial y otra la consideración social de la realidad de este tipo de familias. 

Por tanto, no son población que requiera atención especializada o dispositivos concretos de protección familiar, centros de acogida especiales...

¿Que supone para una mujer lesbiana que ha vivido de forma estable con una pareja ser victima de su maltrato?

Pues supone reconocer un fracaso emocional. Si ya es suficientemente duro reconocerse a si misma, con su propia identidad sexual, ahora debe reconocer que ha perdido su red de apoyo. y que está completamente desprotegida, en muchas ocasiones, las parejas son las unicas redes de apoyo, o se encuentran fuera de sus ciudades de origen familiar, o bien la red familiar ya es inexistente; puede darse desamparo económico, y un miedo a la doble discriminación: a ser denunciante y a ser lesbiana.

Esta realidad existe. Es una realidad que me duele profundamente porque veo la angustia escondida y la desesperación ante la dificultad de encontrar una salida adecuada. Veo y percibo el dolor del fracaso ante una confianza rota y ante una total incomprensión de lo que ha sucedido con esa mujer que en algún momento fue el centro de nuestro corazón, por la que fuimos capaz de dejar todo y entregarnos a un proyecto común. Veo desconcierto, parálisis, desorientación, alma rota, quebrada...con mucha dificultad para ser recompuesta. Y la única herramienta a mi alcance es sanar heridas y empoderar el alma para que vuele, aún a sabiendas que soy odiada por todas aquellas personas que buscan del /a otro/a,  el sometimiento y la manipulación.

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