¿CÓMO SABER SI ALGUIEN NOS AMA DE VERDAD?

Hoy me dejaba sorprender al inicio de la jornada con algunas llamadas inquietantes que me pedían pruebas de amor verdadero. ¿Cómo es posible que no podamos saber si alguien nos ama de verdad? ¿Qué nos dicen sus palabras, gestos, actitudes de cada día? ¿Qué nos llega de nuestra sensación de libertad o sumisión a su lado? ¿Cómo nos sentimos de felices o serenos al compartir nuestra vida? 
¿En qué condiciones vivimos el amor? ¿Desde la renuncia, el sacrificio o la elección de incompatibilidades o desde la libertad de decisión y el deseo de crecer como personas?

El amor, es paciente, no es mentiroso. No se irrita,  no toma en cuenta el mal, no esclaviza ni crea dependencias, no abruma con presiones ni cortapisas, ni nos dice cómo debemos respirar. No nos controla, ni nos vigila. El amor nunca pone condiciones ni nos obliga a elegir.  Atiende a nuestras necesidades, para nuestro bien. Pero el amor sobre todo, debe permitirnos volar, volar alto. Nos alienta a elevarnos por encima de las montañas, los océanos, los mares...y espera a que le contemos luego todo lo que hemos visto desde nuestra capacidad de aprender y crecer.

El amor no puede poner cadenas, ni velos, ni puertas cerradas. No combina bien con los gritos, ni los golpes, ni los acosos, ni mucho menos con romper nuestras cosas más preciadas. 
Quién ama, ama todo lo nuestro, nuestra persona, nuestro entorno, nuestras pasiones, nuestros sueños, nuestros proyectos, y también alienta nuestras fortalezas y nos anima en los momentos de mayor dificultad.



El amor, nunca duda del amor. Ni lo enmascara con falsas palabras vacías de perdón o arrepentimiento para luego volver a darnos el golpe en el mismo lugar cuando menos lo esperemos.
El amor, cuando es verdadero no se apaga nunca, y siempre, siempre, siempre hace crecer a quién lo experimente. El amor entre dos personas permite que ambas sean libres para seguir amando.    

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