PONER EN VALOR NUESTRO FONDO INTERIOR




En estos días tan especiales y a la vez tan complejos...antes del amanecer estoy encontrando un placer especial en desayunar junto a la ventana. Puedes ver el cielo cómo va abriéndose lentamente ahora entre nubes, pero pronto también sin ellas. El canto de los pájaros del naranjo que tengo junto a mi casa, es especialmente intenso. Es como si ellos también supieran que deben cantar más fuerte, con más alegría. Estoy aprendiendo a disfrutar de cada instante de esa jornada organizada entre tiempos de trabajo, tiempos de descanso, tiempos de estudio, tiempos de meditación, tiempos de ejercicio, tiempos de sofá...Todos estos tiempos son necesarios para nuestra recuperación. 
Y lejos de dejarse vencer por la impotencia que nos genera a muchos de nosotros/as todo lo que está sucediendo en todo el mundo, nos permitimos unos momentos también para prestar atención a todo lo bueno que está naciendo en el corazón de toda la Humanidad.

La solidaridad espontánea, el agradecimiento simbólico de cada tarde, las conversaciones recuperadas a través de los teléfonos de toda la vida, la imaginación y creatividad compartidas, el esfuerzo operativo, las iniciativas de recuperación económica, las personas que salen victoriosas de la enfermedad. Aquí es donde debemos poner nuestra esperanza cada día, sin dejar de amar y cuidar intensamente a quienes mas lo necesiten, por supuesto. Y con todas nuestras fuerzas. Esta misma esperanza contagiada a todos, con la misma rapidez o mayor aún, es la que nos hará tomar fuerzas para seguir adelante cada dia. 

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